La Habana es una cuestión de tiempo, tiempo pausado, rápido, colorido, de música, de charla, de cultura, de historia, futuro, presente. Aunque nosotros tardaríamos un poco en descubrir todo esto.

El día 25 de febrero de 2016, cogí un avión desde Madrid con 12 compañeros de la escuela de arquitectura, el destino, el aeropuerto José Martí, el aeropuerto que cubre la mayoría de vuelos internacionales del país de Cuba, ya aparece la historia. El objetivo, descubrir la ciudad de la Habana sin más información que la que contamos en nuestra cabeza, obtenida mediante libros de historia, y un mapa de papel. Comienza el viaje.

Al salir del aeropuerto, el primer choque, el clima. La Habana consta con un clima tropical, con lo cual aunque llegamos en invierno, el calor y la humedad nos sorprendieron nada más llegar.

En casi una hora de autobús, en la cual que el primer contacto con la ciudad lo hacíamos al anochecer y tras una ventanilla, ya se vislumbraba el ambiente en las calles completamente iluminadas, el silencio en otras que parecían ya dormidas, la curiosidad se despierta aun más. Llegamos al hotel, un edificio que emerge sobre el resto de edificaciones en el Malecón habanero, y tomamos contacto con nuestro único mapa, vamos a situarnos.

 

Trazado de la ciudad 

Mapa de la ciudad de la Habana*

La ciudad de La Habana se divide en distintos municipios, concretamente seis: Plaza de la Revolución, La Habana Vieja, Centro Habana, Diez de Octubre, Cerro y Arroyo Naranjo.

El trazado de la ciudad es resultado de varios factores: el clima tropical, la topografía, las diferentes colonizaciones que sufrió, el constante riesgo de ataque de piratas y de saqueos a la ciudad.

En cuanto a la Habana Vieja sus calles surgen como varios re trazados a lo largo de la historia. Partiendo de unas calles ya existentes que respondían al código indiano, “En lugares fríos sean las calles anchas, y en las calientes angostas”, para, de esta manera, gozar de sombra en los lugares con mayor incidencia solar. Se aplica una primera ordenación en cuanto a la Plaza de armas, esta será la plaza mayor de la ciudad y su ubicación responde a una relación directa con el puerto, desde ella se lanza un trazado en forma de damero, haciéndolo pasar por los diferentes nodos de población que ya existen en torno a otras cinco plazas. La Plaza de la Catedral, La plaza de Armas, la plaza Nueva, que luego pasó a llamarse Plaza Vieja, Plaza de San Francisco y Plaza del Santo Cristo. Estas crean un policentrismo que ordena la ciudad primitiva en cuanto a diferentes funciones sociales, militares, religiosas y administrativas. Todo este conjunto se encontraba fuertemente amurallado, una muralla que se comenzó a derribar con la ampliación de la habana hacia Centro Habana.

Las vías de Centro Habana son resultado de la aplicación de un trazado hipodámico, o de damero, sobre las edificaciones ya construidas, lo que aporta cierta irregularidad. Este sistema ordena la ciudad según una cuadrícula más o menos regular, originando manzanas cerradas y compactas, una trama urbana en la que las plazas y algunos jardines escasos representan las únicas zonas de respiración de la ciudad.

La plaza de la revolución es una trama perfectamente ordenada y numerada, debido a que es la zona mas grande de la ciudad, las únicas irregularidades aparecen en las vías históricas trazadas para ir a buscar agua al río Almendares.

 

Descubrimientos

Comenzamos a andar sin rumbo, el objetivo era dejarnos guiar por la sensación de las calles, por los colores, por la luz. Seguimos un gran boulevard comercial que, perpendicular al Malecón, nos empieza a enseñar que allí el comercio no es como lo conocemos, los habitantes, de pie en galerías porticadas, tomaban café mientras los niños correteaban por la calle, mujeres y hombres salían de pequeños colmados con la comida del día, conocen al tendero. Ensimismados con en ese ambiente de familiaridad un gran hito se nos descubre, la cúpula del capitolio, nos acercamos.

Capitolio Nacional de la Habana

Entre obras y bajo andamios el Capitolio se nos presentó majestuoso, en medio de un gran espacio vacío, su escala re sefuerza ante el resto de arquitectura.

El capitolio Nacional de La Habana es un edificio finalizado en 1929 que fue encargado por el presidente cubano Gerardo Machado para albergar la sede del senado de la república. Una vez que la revolución cubana de 1959 triunfa, el edificio cambió de uso para convertirse en sede de la Academia de Ciencias.

Su posición en la ciudad está intimamente ligada a la construcción de la nueva Alameda de Extramuros, hoy en día el Paseo Martí, y ocupa uno de los espacios originados por el derrumbe de la muralla, de esta manera,el capitolio, se convierte en centro importante de la nueva Habana. La estética del edificio nació en un estilo “nouveau” que trataba de desligarse de la arquitectura española, y que tomó como fuentes el Panteón de París, San Pedro de Roma y el Capitolio de los Estados Unidos.

Casas frente al Capitolio

Un gran movimiento de personas, coches, un espacio de bullicio, donde sólo los turistas parecen percatarse de ese gran edificio. Mirando al Capitolio, las casas de colores, “la postal más conocida de la Habana” . Una agrupación de seis casas, hoy en día convertidas en restaurantes, son la imagen del lavado de cara que se le pretende hacer a una Habana Vieja, que es patrimonio de la humanidad. Una especie de escenario, que junto con la renovación del capitolio pretende ser un atractivo turístico fuerte, pero que en cierta manera es un engaño, ya que la mayoría de viviendas de la Habana Vieja se encuentran en un gran estado de deterioro.

Zaguán calle Habana

Nos adentramos en las calles de la Habana Vieja, pese al trazado de damero, las perspectivas, las irregularidades, y la escala dan una sensación de circular por una medina, nos perdímos, varias veces, observando la arquitectura que en unas ocasiones es fachada, en otras zaguan, en otras vacío, vegetacion. Los habitantes de la ciudad miran curiosos, y en ocasiones se acercan a hablar, reconocen el español y se sienten familia, es increíble ver como despues de generaciones se sienten parte de una historia, sienten una especie de hermandad entre paises, familia en Asturias, en Canarias, nos cuentan un poco de la ciudad.

Plaza Vieja de la Habana

Esta plaza es una sorpresa tras el recorrido por calles estrechas, construida en 1559. En ella el barroco colonial, el modernismo y el art decó conviven perfectamente creando un lugar que ha sabido reinventarse, pasando de servir para ejercicios militares, un mercado, una plaza de toros, hasta llegar hoy en día a ser un punto lleno de vida y restaurantes que sacan sus terrazas buscando el sol en invierno, además de un lugar de exposiciones artísticas que muestran la cultura del país de Cuba.

Calle Teniente Rey

Patio interior de una vivienda

Poco a poco la Habana Vieja nos iba conquistando, pequeñas calles, llenas de color, casas que se engalanan con molduras, balcones, y plantas, queriendo aportar una belleza al paisaje de lo cotidiano. Patios abiertos que invitan a entrar y a descubrir. Al pasar nos dimos cuenta que cada fortaleza tiene una interioridad asombrosa, donde lo autóctono, lo extranjero y la historia conviven en una melodia dulce.

Las viviendas de la Habana Vieja son resultado de una arquitectura defensiva, entre medianeras, y cerrada al exterior por miedo a los asaltos de los piratas. Al exterior, es frecuente que un espacio de galería porticada o zaguán regale al peatón un paseo en la sombra, al interior, los patios aportan la respiración y la luz necesaria a la casa. Cada edificio nace intentando ser una pieza preciosa en si misma pero en armonía con el resto, y esto aporta una especie de paz y tranquilidad que constrasta con el bullicio constante de las calles habaneras.

La Catedral de la Virgen María de la Concepción Inmaculada de la Habana

Interior de la Catedral

Entre paseos, llegamos a la catedral, y con ella comprendimos la influencia de los diferentes estilos y culturas de la arquitectura colonial, recuerda a las catedrales barrocas mediterraneas, vemos mezclas de español, italiano, griego, musulman. La catedral se realiza entre los años 1784 y 1777 y es el mejor ejemplo de barroco cubano. Sus dos torres desiguales, y la fachada diseñada por el arquitecto italiano Francesco Borromini aportan teatralidad a la plaza de la catedral, en ella podemos encontrar los palacios de la nobleza habanera colonial. En el momento de la adoctrinación y la enseñanza de la religión católica tras la colonización, no es dificil imaginar la transcendencia de este punto de la ciudad.

En una ciudad en la que la referencia constante es el mar, seguimos andando y el olor a mar nos lleva hacia la Bahía de la Habana, frente al Canal de Entrada y junto al Castillo de la Real Fuerza. La plaza de Armas nos ofreció un lugar para descansar, donde el paisaje es más que el lugar en sí mismo.

Cristo de la Habana desde la Plaza de Armas

Al otro lado de la Bahía el Cristo de la Habana, imponente, colosal, dominando el paisaje, hace otra llamada a la historia. Sobre la colina de La Cabaña se ubicó el día de nochebuena de 1958, se realizó por una escultora cubana en Italia, con mármol de carrara. Quince días después de su inauguración Fidel Castro entró en la Habana tras derrocar al gobierno en la Revolución Cubana.

Calle Oficios desde Plaza San Francisco de Asís

Siguiendo la bahía llegamos hasta la plaza de San Francisco de Asís, cuyo nombre recibe del convento que en esta se sitúa. Esta plaza, también conocida como plaza de las palomas, fue la tercera creada en la ciudad de la Habana, a mediados del Siglo XVII, un gran centro de actividad comercial, debido a su ubicación junto a la bahía y a los muelles. Esto hizo que la plaza esté rodeada de imponentes arquitecturas como el Edificio de la Aduana General de la República, el edificio de La Lonja del Comercio y palacios de marqueses, además de la Casa Estudio Carmen Montilla. La gran fuente de mármol de carrara en medio de la plaza recuerda a la fuente de los leones en la Alhambra.

Basílica San Francisco de Asís

La basílica conforma una de las fachadas de la plaza, y forma parte del conjunto del convento de San Francisco de Asís. El edificio barroco fue construido entre el 1548 y el 1591 por los frailes franciscanos. La iglesia sirvió de cementerio para la mayor parte de la nobleza colonial, pero lo sorprendente de este edificio es el cambio de usos que ha tenido a lo largo de la historia. Los monjes franciscanos lo utilizaron como escuela de bachillerato, donde se daban clase de gramática, filosofía, teología y matemática, de esta manera el convento era uno de los puntos importantes del sistema de educación pública cubana. En 1841 el edificio paso a ser oficina del archivo general y la aduana de la Habana, por orden del estado esopañol. Tras la independencia, se instaló la dirección general de correos y telégrafos, y despues de la revolución, se convierte en museo de historia colonial y sala de música sacra, dando ejemplo de la reutilización de la arquitectura para adaptarla a las necesidades de la ciudad y constituyendo, de esta manera, junto a la plaza uno de los puntos fuertes culturales de la Habana.

Muro del patio de la Casa estudio Carmen Montilla

Sin salir de la plaza, una pequeña puerta azul nos invitó a entrar en una modesta casa de época. Al entrar un espacio cubierto, exterior, a modo de loggia, en torno a un patio, una arquitectura muy próxima a la musulmana, nos descubre el arte de numerosos artistas cubanos, el patio, entero ajardinado ofrece un muro de cerámica, que es una escultura en sí y que expresa en buena medida el espítiru de la pintura, la escultura y la fotografía cubana. Al salir desscubrimos, en una pequeña placa que se trata de la casa estudio Carmen Montilla. Aquí hicimos una pausa, y es una de las primeras veces que recurrimos al mapa para decidir el siguiente destino, nos dirigimos a cruzar la bahía, hacia el Castillo de los Tres Reyes del Morro.

Fortaleza de San Carlos de la Cabaña

Para llegar, no hizo falta más que preguntar a alguien que pasaba por nuestro lado, un hombre nos condujo hacia un grupo de taxis donde negociamos para poder atravesar el gran tunel de la Habana, que pasa bajo el agua la entrada del mar a la Bahía de la Habana, el taxista nos cuenta la historia del coche donde vamos, un coche de los años 50, americano por supuesto, una vuelta al pasado. Nos dejaron en el polvorín, y descubrimos un lugar que es todo paisaje, unos muros que parecen estar ahí desde el principio de la historia.

Castillo de los Tres Reyes Magos del Morro desde la Cabaña

El castillo de los Tres Reyes del Morro, el castillo de San Salvador de la Punta y el de la Fuerza, son las tres fortificaciones más importantes de la ciudad de la Habana. Además junto a las antiguas murallas de la ciudad, a la fortaleza de la Cabaña el Torreón de San Lázaro y el Catillo de Atares son considerados patrimonio de la humanidad por la UNESCO.

La construcción del castillo del Morro comenzó a la vez que el castillo de la Punta para de esta manera guardar la entrada a la bahía ante el continuo acecho de piratas y conquistadores. Hoy en día la gran torre defensiva se utiliza como faro.

Habana Vieja desde la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña

Habana Centro desde la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña

La fortaleza de San Carlos de la Cabaña nos regaló una visión privilegiada tanto de la Habana Vieja como de centro Habana y de Plaza de la revolución, donde el skyline de la ciudad de funde en una puesta de sol preciosa.

Ministerio de Salud Pública

El día comienza caminando por el Malecón habanero, que aún sigue dormido. A medida que recorremos el malecón la arquitectura se manifiesta de manera muy diferente, hasta que por fin llegamos a la avenida 23, una gran arteria de Plaza de la Revolución, llamada la rampa, ya que une el Malecón con las zonas más altas de la ciudad. El Ministerio de Salud pública es uno de los ejemplos del movimiento moderno en la ciudad de Cuba, donde los edificios alteran el Skyline de la ciudad y se presentan como piezas individuales con completa libertad expresiva.

Realizado por el arquitecto cubano Antonio Quintana Simonetti en 1955, destaca la horizontalidad de los primeros niveles, donde la planta baja se abre al espacio público buscando la continuidad peatonal. Además, el resto de niveles del basamento juegan con una composición al exterior abierta que busca dibujar la fachada del edificio que da a una de las esquinas más concurridas de la gran arteria. Esta horizontalidad se rompe con una torre de diecinueve plantas dedicadas a alojamientos, heterogénea en sus fachadas norte y sur, con grandes balcones revestidos de mosaicos, y cerrada en la fachada principal al exterior.

Cruce Avenida 23 con calle N desde el interior del Pabellón de Cuba

Feria del libro en el Pabellón de Cuba

Justo en frente y en el cruce con la calle N encontramos el Pabellón de Cuba, es uno de los recintos feriales más populares de la capital. Inaugurado en el 1929 y realizado por los arquitectos Félix Cabarrocas Ayala y Evelio Govantes Fuentes, es en la actualidad un lugar en el que una permanente feria del libro convive con exposiciones culturales y artísticas, coloquios y actividades recreativas. Este es un reflejo de la arquitectura moderna cubana y de su filosofía. El edificio, es completamente abierto al exterior, una prolongación del espacio público, y pretende crear el lugar necesario para la colectividad y el encuentro. Esto se materializa mediante una gran pérgola de hormigón a la que acceder por una escalera de madera, que salva la complicada topografía del terreno y que descubre un jardín interior donde la calma y la lectura ofrecen una pausa en el bullicio de la ciudad. La estructura, limpia y cuidada recuerda a la la simplicidad de los edificios de la arquitectura moderna de Mies van der Rohe. El basamento, tectónico, resuelve la necesidad de un lugar cerrado de almacenamiento, y la posibilidad de descibrir el amplio territorio del edificio mediante una topografía artificial que crea un recorrido pausado.

Calle 2 desde Avenida 23

Avanzamos por las calles de Plaza de la Revolución y descubrimos una Habana diferente, las calles de gran sección dan lugar a una naturaleza que inunda el espacio público, donde el asfalto, casi tierra, se convierte en zona de juego para niños y donde las viviendas se expresan cada una con libertad arquitectónica, sin guardar ningún tipo de norma en cuanto a altura o estética. Los jardines de las casas se abren esta vez para participar de la calle dejando al peatón sin acera.

Entrada de la Necr´opolis Cristobal Colón desde la Calle 25

Llegamos a la Necrópolis de Cristóbal Colon, la puerta un monumento de mármol de Carrara coronada por esculturas, da una pista de lo que encontramos en el interior. Este Monumento Nacional de Cuba, con origen en 1854, es la necrópolis más grande de todo el país.

Dos amplias arterias dividen el cementerio en cuatro áreas, llamadas cuarteles, que a su vez están compuesto por una retícula de calles y manzanas, como si de una ciudad se tratase. En el interior el silencio revela una ciudad de esculturas y muestras de poder, ya que aquí se encuentran enterradas todas las grandes familias de colonos, además de importantes instituciones.

Escultura de la Necrópolis Cristóbal Colón

Panteón de la Necrópolis Cristóbal Colón

Los panteones son verdaderas obras de arte esculpidas, recreando a escala las mansiones coloniales de los dueños de la época, o las mansiones de sus casas de países de origen. De acuerdo con la posición económica del fallecido se le asignaba una calle de mayor o menor importancia y ahí se erigía el mausoleo o la escultura.

Monumento a José Martí

Salimos de la necrópolis y llegamos por la Avenida Paseo, un boulevard arbolado al monumento José Martí. Éste es una de las figura más importantes del siglo XIX en la historia cubana, su ideario político social trascendió las fronteras, marcando pautas que condujeron a América Latina a su “segunda independencia”, además de un periodista con gran repercusión. La gran torre, revestida en mármol gris de la Isla de la Juventud, tiene forma de estrella de cinco puntas, y se encuentra frente a la plaza de la revolución. Frente a la escultura de mármol blanco, que representa a José Martí, se dan los discursos en manifestaciones deportivas o políticas en la actualidad.

Plaza de la Revolución desde el Monumento a José Martí

La plaza de la revolución, ante nosotros, era un espacio gigante, conocido en todo el mundo por noticiarios y periódicos. Aquí se reúne el pueblo cubano tras marchas multitudinarias, como el primero de Mayo, es el lugar donde Fidel Castro da los discursos al pueblo, vemos a modo de escultura sobre una fachada la conocida imagen del Che Guevara. La plaza nos sorprendió, al encontrarse completamente vacía, es un lugar inerte en el que solo algún grupo de amigos se sientan en el suelo para charlar, lo mismo hicimos nosotros y esperamos la puesta de sol.

Vista desde el interior de un coco-taxi

Volvimos a nuestra zona en Coco-taxi, éste es un medio de transporte muy común en la Habana, en el que tres personas pueden viajar en una especie de moto, esto nos permitió conocer las calles desde una escala que no conocíamos, el bullicio del trafico es sorteado por las motos, el taxista saluda a todo el que encuentra por su paso, todo el mundo se saluda, todo el mundo se conoce. Nos deja en el Malecón.

Noche en el Malecón habanero

Llegamos al malecón, de noche, cuando más despierto se encuentra. El Malecón se construye, al comienzo del Siglo XX, como un proyecto de contención del mar, de atracción turística y mejora urbana de la zona costera. Éste se ha convertido en uno de los símbolos de identidad importantes de la Habana, y en un punto de encuentro cuando refresca de todos los habitantes de la ciudad. En este abrazo al mar encontramos músicos que tocan sin parar, pescadores, turistas, y gente de la ciudad que simplemente quieren acabar el día con un respiro del aire del mar.

Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús

El último día en la Habana comenzó en el Centro Habana. Tras pasar por el barrio chino llegamos a la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, conocida como Iglesia de la Reina, es un tempo de estilo neogótico que fue construido en el 1907 para proporcionar a los jesuitas un lugar donde realizar los oficios.

Gran Teatro de la Habana Alicia Alonso

Volvimos a la plaza del Capitolio, esta vez miramos con más atención. La primera vez, debido a la grandiosidad del Capitolio, se nos escapan arquitecturas significativas de la ciudad y representativas de la mezcla de estilos como el art nouveau, el renacimiento y el barroco.

El teatro Gran Teatro de la Habana, inaugurado en 1834, fue mandado a construir por el General Miguel de Tacón y Rosique, gobernador de Cuba, lo que le dio el nombre de Teatro Tacón. De estilo renacentista, con elementos barrocos, se asoma a la plaza con grandes ventanales y balcones, y le ofrece una fachada “esculpida” con alegorías de la educación, la música y el teatro. Hoy en día se llama Gran Teatro de la Habana Alicia Alonso, en homenaje a esta gran bailarina.

Calle industria desde explanada del Capitolio

Seguimos andando por las calles que siempre descubren algo nuevo, edificios monumentales al lado de estructuras a medio derrumbar. La vegetación se asoma por fachadas que no son más que un escenario de la arquitectura “que fue”, se intuyen jardines y espacios verdes que la trama urbana reclama, casas habitadas que parecen dormidas desde hace años, las instalaciones de la ciudad, el bullicio de los coches, humo, olor, vida.

Fachada de la Catedral de la Habana

Volvimos a pasar por la catedral, que esta vez se nos descubre como algo distinto, una fachada que no es otra cosa que una escultura precisa, un ritmo de luces y sombras que juega a perfilar el cielo y que aporta monumentalidad en una ciudad cotidiana. Descansamos en la plaza, y hablamos con una mujer que vende manís a ritmo de una canción popular, descendiente de españoles, de nuevo ese sentimiento de familiaridad.

Calle Obrapía hacia el Capitolio

Nos despedimos de la Habana con un último paseo curioso, una despedida de una ciudad que nos ha enseñado a todos algo y nos ha abierto la mirada hacia algo completamente distinto de lo que conocíamos. Unos ritmos perfectamente encadenados nos han guiado por una ciudad en la que el internet “viene del cielo” y donde aun no existen los anuncios publicitarios. La ciudad la hace la gente, los habitantes, la vida se realiza en los espacios públicos más que en las casas, y siempre se respira un sentimiento de bienvenida, de brevedad y de volver.

 

 

Inmaculada Casero Fuentes

Viaje realizado en febrero de 2016

*Mapa de www.traveltocubainholidays.com

Bibliografía:

Cartografía histórica   https://norfipc.com

Información

https://www.ecured.cu

http://www.dw.com/es

https://es.wikipedia.org

http://www.paseosporlahabana.com

http://www.visitarcuba.org