A pesar de haber vivido en esta pequeña comunidad autónoma del norte de España desde que nací hasta que me fui a la universidad a otra comunidad con 18 años. Parece mentira que, cuando nos acostumbrarnos a algo dejamos de valorarlo, o quizás simplemente dejamos de sorprendernos ante tantas veces que lo hemos observado y nos lo han explicado.  Fue en el verano de 2016 cuando, tras terminar el año académico y volver a mi ciudad para pasar las vacaciones de verano, decidí que era la hora de redescubrir lo que tantas veces había visto. Nunca se visita dos veces una cosa de la misma manera, nuestra percepción y nuestros conocimientos cambian, evolucionan y por tanto la manera en que percibimos lo que nos rodea también lo hace.

A través de este artículo os mostraré e ilustraré varias obras de arquitectura que datan de épocas diferentes y que podemos encontrar en la comunidad autónoma de la que provengo, Cantabria.

Cantabria es una pequeña comunidad autónoma costera del norte de España cuya capital es Santander. Cantabria es rica en paisajes, podemos disfrutar tanto de las verdes montañas como de sus inmensas playas de arena blanca. Cantabria tiene un clima suave durante todo el año y húmedo, lo que nos permite disfrutar de su verde paisaje a lo largo del año.

Además de sus bellos paisajes Cantabria cuenta con numerosos rincones que captan nuestro interés, ya sean tanto naturales como construidos por el hombre.

Decidí hacer este tour de los principales atractivos turísticos en cuanto a arquitectura se refiere, siguiendo un recorrido a lo largo del tiempo; desde la Prehistoria hasta la actualidad eligiendo tres diferentes entre sí que personalmente me resultan los más interesantes y atractivos.

Localización geográfica Cantabria (España)

Las cuevas de Altamira y el arte rupestre paleolítico del norte de España

Comenzamos remontándonos a la Prehistoria. Cantabria es famosa por sus Cuevas de Altamira.

Las cuevas de Altamira existían ya en el paleolítico; fueron el hogar del hombre que vivió en este periodo hace más de 15000 años. Albergan una de las mayores expresiones artísticas del arte paleolítico y muestran de manera increíble, las capacidades artísticas y de representación de nuestros antepasados. En ellas se conservan una de las obras pictóricas más importantes de la Prehistoria que se ha denominado la Capilla Sixtina del Cuaternario. A lo largo de la cueva se utilizan diferentes formas artísticas desde la pintura a los grabados sobre la roca. Las pinturas representan figuras muy realistas, sobre todo del bisonte, figura más representado en toda la cueva. Las pinturas se han realizado con pigmentos minerales de óxido de hierro para el rojo, en ocres desde amarillo al rojo, y el negro mediante carbón vegetal; además aprovechan las irregularidades y relieves de la propia cueva para crear volúmenes en las figuras representadas. Toda la obra tiene una gran capacidad expresiva. Gracias a estas pinturas, se nos permiten conocer un poco como vivían nuestros antepasados, así como sus costumbres y hábitos. Además de la capacidad creativa y representativa que se demuestran a través de sus pinturas.

Pinturas de Bisontes sobre la cueva. Foto http://www.mecd.gob.es/mnaltamira/cueva-altamira/arte.html

Actualmente y debido al deterioro que ha sufrido la cueva por las innumerables visitas, tan sólo se puede acceder a la neo cueva, réplica fidedigna de las Cuevas de Altamira.

Recorrido

Dentro de la cueva original podemos diferenciar cuatro zonas:

Plano Cueva de Altamira, Sonia González Iglesias

Nada más atravesar la entrada, legamos a una galería que se ensancha y forma un saco, a esta sala se la denominó Sala de los Policromos. En esta sala encontramos sobre todo dos representaciones pictóricas que son las más expresivas y representativas de todo el conjunto, encontramos sobre todo una amplia variedad de bisontes representados en diversas posturas, ciervas, caballos, manos en negativo… Entre todas ellas destacan dos representaciones: la Gran Cierva y el bisonte encogido.

La Gran Cierva. Sala de los Policromos. Foto http://www.mecd.gob.es/mnaltamira/cueva-altamira/arte.html
Bisonte encogido. Sala de los Policromos. Foto http://www.mecd.gob.es/mnaltamira/cueva-altamira/arte.html

Continuando el recorrido, se pasa por galerías hasta llegar a la Sala de la Hoya, sala en la que encontramos también representaciones de animales además de signos geométricos y tallados en la roca. La parte final de la cueva es un grande corredor, muy estrecho que se denomina Cola de Caballo y en la que predominan una serie de representaciones de signos en negro.

Centro de interpretación y neocueva. Juan Navarro Baldeweg

Por desgracia, debido a los severos problemas de conservación de la cueva original, se creyó necesario restringir la entrada y, por tanto, se creó una réplica y un centro de interpretación junto a la cueva original que permitiese al público seguir disfrutando de las pinturas prehistóricas. La obra fue encargada al arquitecto Cántabro Juan Navarro Baldeweg y su inauguración se llevó a cabo en 2001.

El nuevo edificio está concebido en una arquitectura muy minimalista y funcional que se integra a la perfección en su entorno. Se articula en torno a dos ámbitos. Por una parte, la neocueva, la recreación del vestíbulo y la sala de los polícromos. Por otro lado, el centro de interpretación con sus correspondientes salas de exposiciones.

Su arquitectura se basa en una serie de muros de contención paralelos que se van a adaptando a la pendiente del terreno y, entre los cuales, se crean unos lucernarios corridos a través de los cuales se iluminan los espacios interiores.

Como dice el propio arquitecto, se utiliza una “tectónica geológica”, ya que su edificio recoge situaciones que ocurren en el suelo, y que los vacíos que se producen en la cueva, son el resultado de “hacerse sitio” entre capas de rocas.

Espacios interiores. Foto Juan Navarro Baldeweg Asociados.

El capricho de Gaudí

La siguiente visita fue a Comillas, una localidad costera de Cantabria que atrae a innumerables turistas. En este pueblo existe una gran obra de la arquitectura modernista, El Capricho de Gaudí.

En 1883, Máximo Díaz de Quijano, un indiano enriquecido en las américas volvió a su localidad natal y le encargó a Gaudí una casa en uno de los emplazamientos más privilegiados de la villa de Comillas, junto al Palacio de Sobrellano.

Antoni Gaudí i Cornet (1852 – 1926) fue un arquitecto español, máximo exponente del Modernismo Catalán, caracterizado por el rechazado del carácter industrial de la primera mitad del S. XIX y una clara inclinación hacia una arquitectura mucho más natural. El Modernismo se ve caracterizado por un claro predominio de la línea curva, lo asimétrico, el dinamismo de las formas, el empleo de los motivos vegetales y naturales como animales y plantas en sus decoraciones. Se trata de crear una estética novedosa con gran predominio de la naturaleza, entremezclada con tendencias pasadas como la oriental, y medieval. Se consigue un gran eclecticismo y se fomenta la fusión de la funcionalidad y de la estética, como vemos expuesto en la obra de El Capricho, en el que percibimos una influencia mudéjar, así como motivos medievales y orientales. Esta obra refleja el estilo oriental que Gaudí poseía en sus comienzos como arquitecto, coincidiendo la construcción de El Capricho con el principio de su carrera.

Foto del exterior, fachada oeste. Foto cedida por El Capricho de Gaudí.

Proyecto

Se trata de una residencia privada con planta en forma de U y compuesta por tres niveles que quedan conectados por medio de dos escaleras de caracol.  A ésta composición se le suma un invernadero interior, y una torre-minarete persa que recae sobre la entrada. La torre la podemos dividir en una terraza en la parte inferior; elevada por las cuatro columnas que flaquean la puerta de entrada, las cuales tienen unos capiteles decorados con hojas y pájaros; el cuerpo principal y finalmente, rematando el conjunto, un mirador.

Detalle azulejos cerámicos revestimiento de fachada. Sonia González Iglesias

Gaudí tenía clara la transversalidad de la arquitectura a otras disciplinas. En esta obra no solo nos encontramos ante una maravillosa obra de arquitectura, sino que además de eso, incorpora otras disciplinas artísticas como la pintura, la escultura y la música.

Gaudí, como característica del arte modernista, entremezcla el arte y la funcionalidad, siendo una constante en la vivienda la búsqueda de la funcionalidad, hecho representativo en el interior. Tiene muy presente en el diseño la iluminación, ventilación, los flujos de movimiento, los sistemas de bioclimatización…

En cuanto a los materiales, la vivienda se caracteriza por el uso de piedra en su parte basamental, pero sobre todo por el empleo del ladrillo en tonos rojizos y amarillentos y los coloridos azulejos cerámicos que revisten la vivienda en gran parte de su superficie. Es reincidente la aparición del girasol en las piezas cerámicas que recubren parte de la vivienda. Aunque podría resultar ser un simple ornamento, Gaudí no eligió el girasol al azar, sino que el motivo transciende mucho más allá: el empleo de decoración con motivos vegetales de girasol es un guiño a la manera funcional y basada en la naturaleza en la que Gaudí proyectó la obra. Está concebida como una vivienda girasol, es decir, Gaudí realizó el diseño de las diferentes estancias y su localización, para que cada una recibiera la cantidad de luz necesaria para desempeñar la función a la que estaba destinada, en función de la hora del día en que se utilizara. La distribuyó según el recorrido del sol. A sur se encuentran las estancias matinales, las estivales a norte y las vespertinas hacia el oeste.  

Planta original del piso principal, según la reconstrucción de Luis Castillo.

Planta original del piso desván, según la reconstrucción de Luis Castillo.

Al sur, en la parte interna de la U que forma la planta encontramos un invernadero de plantas que representa los gustos de su propietario. Éste espacio sirve de elemento bioclimático en cuanto que recoge el calor del día y lo distribuye hacia las habitaciones por la noche.

En su composición destaca la línea curva, que se plasma por la superposición de diferentes volúmenes curvos en su volumetría, lo cual aporta un gran dinamismo a la obra. El empleo variado de materiales en su construcción la dota de un gran cromatismo.

Los jardines en los que se implanta el edificio también fueron diseñados por el arquitecto, el cual añadió al conjunto una gruta artificial.

Recorrido

A la finca en la que se encuentra la obra accedemos por una callejuela empinada, rodeada por frondosa vegetación que nos impide la visión sobre la obra y que nos dirige hacia la parte este de la vivienda, lo que nos permite disfrutar de una agradable paseo por el entorno, percibiendo la obra desde el exterior, para contemplar posteriormente el tan ansiado interior, al cual accedemos a través de un templete que sustenta, mediante cuatro columnas, la torre-minarete tan representativa del conjunto, situada en la esquina noroeste.

Foto de la entrada + torre minarete. Sonia González Iglesias.

Nada más entrar al interior, tras atravesar el distribuidor de entrada, una gran luminosidad y claridad inunda todo el espacio gracias, principalmente, al invernadero de vidrio y madera que articula todo el conjunto. Gran contraste de tratamiento interior-exterior: frente a las coloridas fachadas del interior nos encontramos con un interior de paredes blancas, techos de madera y grandes ventanas. Los colores se relegan a las cuidadas y únicas vidrieras que cubren los diferentes vanos.

Tras atravesar el vestíbulo nos dirigimos hacia la sala de visitas, que sirve de antesala del gran salón, y realizamos el recorrido tal y como Gaudí pretendía que se utilizara la vivienda, según la trayectoria del sol. Ésta nos sirve de transición hasta llegar al gran salón, sala de gran magnitud,  a doble altura, cubierta por una gran cercha de madera que queda vista y que cuenta huecos en fachada, que nos permiten salir a los dos balcones que flanquean por el exterior el salón. Son balcones de escasas dimensiones que constan de una barandilla a modo de banco de forja que resulta realmente acogedor, sobre los que quedas suspendidos, mirando hacia el edificio. Es curioso como los bancos te orientan hacia el interior de la vivienda y no hacia el paisaje exterior, como parece lo obvio en un principio.

Detalle banco de forja. Sonia González Iglesias

Siguiendo nuestro itinerario pasamos al comedor, sala de dimensiones similares a la de visitas. Al este queda el dormitorio principal, pasando por el baño, de dimensiones considerables y tratado con ricos materiales como mármoles, vidrieras, rodapiés en madera…

El dormitorio tiene unas dimensiones enormes en cuanto a superficie en comparación con el resto de salas. Es la mas grande después del invernadero, incluso mas que el salón principal. El artesonado del techo es el mas sorprendente hasta ahora. A través del dormitorio se accede a la terraza privada con la que contaba el dueño. Desde la terraza tenemos unas maravillosas vistas al entorno en el que nos encontramos.

Artesonado dormitorio.
Terraza dormitorio. Sonia González Iglesias

Dejando atrás el dormitorio, y siguiendo el sentido del sol, llegamos al corredor interior que une todas las salas de la planta noble y las separa del invernadero interior que articula toda la obra. Ya en el invernadero, nos encontramos antes el espacio mas grande de la vivienda, orientado a sur que capta toda la luz solar durante el día, es muy luminoso a lo cual contribuyen las carpinterías, por primera vez en blanco, y el tratamiento en vidrio de la fachada. Resulta un espacio realmente agradable concebido para actuar tanto de elemento climático, así como espacio para acoger a la colección de plantas tropicales del dueño.

Vista sobre el alzado sur, invernadero. Sonia González Iglesias

Finalmente, dejando atrás el invernadero y atravesando de nuevo el corredor llegamos a la última sala de la planta noble, con orientación oeste, nos encontramos ante la sala de juegos. En ella llama la atención el saliente en forma de pequeña galería con el que cuenta, que se trataba de un área destinada a fumadero y sobre la que ahora encontramos diversos muebles que Gaudí había diseñado como sillas y mesa.

Galería sala de juegos. Sonia González Iglesias.

Nos disponemos a subir al segundo piso, que corresponde a la zona de desván y se destinaba a las habitaciones del servicio. Para acceder, podemos subir por dos escaleras de caracol, una a cada lado del salón. Esto es debido a que la doble altura del salón divide la zona de desván en dos alas unidas mediante un corredor exterior que da a sur. Una de las habitaciones da acceso a la torre minarete, a través de la cual tenemos unas maravillosas vistas de 360º que nos permiten contemplar toda la villa de Comillas.

Desván. Sonia González Iglesias.

La planta semisótano, en su momento, estaba destinada a las despensas, cocina y almacenes.

El interior del capricho de Gaudí cuenta con espacios realmente humanizados y luminosos que se corresponden con los caprichos y necesidades que el dueño requería. A lo largo de la visita interior vamos percibiendo el reflejo de su pasión por la música, con las vidrieras en las que incorporaba elementos musicales así como el gusto por las plantas exóticos que intuimos en el tratamiento del invernadero.

Una vez en el exterior nos dirigimos a contemplar los jardines, que habían sido igualmente proyectados por Gaudí y han permanecido prácticamente intactos. Gaudí proyectó una gruta artificial en el jardín: en ella encontramos un banco corrido de piedra desde el que podemos observar el Capricho en su entorno, así como disfrutar de frescas temperaturas en los días de más calor. El resto del jardín es digno de ser paseado, encontrándonos diversos caminos, escaleras que te llevan por diferentes zonas y que permiten contemplar la obra y el paisaje desde diferentes perspectivas.

Patio y jardines que rodean El Capricho. Sonia González Iglesias.

Centro Botín – Renzo Piano

Finalmente, una de las últimas obras arquitectónicas con las que cuenta Cantabria es el Centro Botín, situado también en la capital. Ésta ha sido la única visita entre las mencionadas que ha sido un descubrimiento totalmente desde cero.

Vista Centro Botín, jardines de Pereda y Bahía de Santander. Foto Arquitectura Viva.

El Centro Botín es un centro artístico diseñado por el arquitecto y premio Pritzker Renzo Piano, en colaboración con Luis Vidal + Architects. Se crea con la finalidad de ser el nuevo centro de encuentro de la ciudad de Santander, así como de la comunidad de Cantabria. Se busca que se revitalice la ciudad, que sirva de punto de encuentro de los ciudadanos, dinamice y potencie la vida en común y fortalezca su tejido, tanto cultural como social. El Centro desarrolla una multitud de actividades culturales y artísticas, entre las que destacamos el cine, la literatura, el teatro, la música… no solo en su interior sino también en su anfiteatro al aire libre y también en los jardines Pereda.

Situación

El Centro Botín se encuentra situado en un entorno privilegiado. Se implanta en los ya famosos Jardines de Pereda, en plena Bahía de Santander. La Bahía de Santander es el mayor estuario del norte español y es de hecho un espacio de interés paisajístico y natural bajo protección.

Vista de la Bahía de Santander desde pasarelas superiores. Sonia González Iglesias.

Proyecto

Vista desde el anfiteatro al aire libre hacia el Alzado Sur. Sonia González Iglesias.

El Centro Botín se concibe como una transición entre el espacio público de los jardines y el mar. En el proyecto destacan varios aspectos muy importantes:

  • La luz y la ligereza son los aspectos esenciales en la concepción del proyecto por parte del arquitecto.
  • La conexión tanto física como visual de los espacios públicos con el mar.
  • La vinculación a la ciudad, es decir, la incorporación armónica del nuevo proyecto a la trama urbana preexistente, así como la potencialización de los valores estéticos de la luz y el agua característicos de Santander.

Perspectiva exterior hacia la Bahía.
Voladizo sobre el mar. Sonia González Iglesias.

Así, se llega a la elevación del volumen unos siete metros sobre el nivel del mar y situado a su vez en voladizo sobre el mar, suspendiendo sobre pilares que coinciden con la altura de las copas de los árboles de los Jardines de Pereda. De esta manera, tenemos una vista continua de la Bahía de Santander desde cualquier punto del espacio público que lo rodea, enmarcando ciertas zonas bajo el edificio, creando un rico juego de perspectivas y permitiendo el paso de la luz en una integración completa con el entorno. El edificio está subdividido en dos volúmenes unidos mediante una serie de espacios, escaleras y pasarelas muy ligeras que unen a la vez que separan, la parte educativa de la parte cultural del edificio y que funcionarán como distribuidor principal del conjunto. Estas pasarelas crean unos espacios intersticiales que se han denominado “Pachinko”.

El volumen oeste del edificio está destinado a la zona de arte: cuenta con dos grandes salas de exposiciones, así como una cafetería-restaurante y una tienda en su planta baja, mientras que el edificio este, está destinado a la formación y actividades culturales. En su interior encontramos un gran anfiteatro, espacios de trabajo, aulas e incluso una azotea que regala a la ciudad un nuevo punto de vista sobre ella misma y su bahía.

En cuanto al aspecto de la luz, entra en juego su material de cerramiento, ya que el edificio ha sido construido con unas escamas cerámicas de color claro que capturan y reflejan la luz.

Detalle cerramiento de fachada (escamas cerámicas reflectantes). Sonia González Iglesias.

Pero no sólo el edificio en sí ha sido lo importante de la obra, el entorno también ha tenido una gran importancia y consideración fundamental en el proyecto. Los espacios públicos que rodean al edificio tienen una gran importancia en el proyecto, los jardines han aumentado su extensión y con ellos sus zonas verdes. Además, se han creado una serie de plazas, la plaza al norte y al oeste del edificio, la cual se ha convertido en un anfiteatro al aire libre que tiene como telón de fondo el propio edificio, sobre el que se realizan proyecciones y una infinidad de acciones.

Intervención urbana

Para llevar a cabo el proyecto se tomó la decisión de construir un nuevo túnel por el que canalizar el tráfico que anteriormente atravesaba la actual ampliación de los Jardines Pereda. Con esta intervención se consigue aumentar la zona pública, permitiendo el acceso totalmente peatonal desde los jardines hasta la orilla del mar, pasando bajo el edifico. La intervención paisajística en los Jardines Pereda ha sido llevada a cabo por el paisajista Fernando Caruncho en colaboración con los arquitectos del proyecto.

Ambas actuaciones han reforzado la conexión visual entre el centro histórico de Santander y la bahía, liberando un área portuaria cerrada al público y destinada al estacionamiento de vehículos.

Plano intervención urbana. Fundación Centro Botín.

Recorrido

Nuestra visita comienza en desde el centro de Santander, en medio de la cual nos encontramos de lleno con los Jardines Pereda. Nos adentramos entre su vegetación, el parque ha sido modificado, nuevos caminos han aparecido y su superficie ha aumentado, como predecía el proyecto. Me fijo en sus pavimentos, los caminos y las plazas han sido pavimentadas con una mezcla de hormigón azulado, de esta manera mimetiza con los tonos azulados característicos de la bahía.

Conexion Jardines de Pereda – Centro Botín – Mar. Sonia González Iglesias.

Entre su vegetación se abre un claro y percibimos al fondo el Centro Botín. Desde el principio queda desapercibido, las copas e los arboles coinciden con la elevación del volumen sobre la superficie. Tras haber dejado atrás la frondosa vegetación y ante el nuevo edifico ante el que nos encontramos, éste nos brinda una nueva visión y perspectiva hacia el mar. El edificio fue concebido como una terraza abierta hacia la bahía de Santander, creando unos espacios que invitan a mirar la ciudad desde otra perspectiva diferente a la que estábamos acostumbrados y que invitan a recorrer el edifico. Según nos acercamos nos encontramos con el anfiteatro al aire libre, no resulta realmente grande pero lo suficiente para que ahora mismo se encuentre lleno de gente. Los niños juegan en él, otros jóvenes lo utilizan a modo de skatepark, los demás aprovechamos para sentarnos y contemplar el edificio, la bahía y los jardines, un conjunto realmente agradable.

Nos acercamos al edificio, en la planta baja del volumen oeste, nos encontramos con un restaurante y la tienda, todo ello acristalado de manera que pasa bastante desapercibido en el conjunto. En el medio del edificio, unas escaleras descienden hasta llegar al suelo, a través de ellas ascendemos hasta el primer nivel, donde encontramos una estructura formada por ligeras pasarelas de acero y cristal, denominada Pachinko, que separa los dos volúmenes que conforman Centro Botín y que generan una plaza, totalmente pública, elevada sobre el nivel del suelo. Este espacio te invita a recorrer cada punto del edifico en busca de nuevas vistas sobre la bahía y la ciudad.

Tras recorrerlo de arriba abajo y descubrir todos los caminos posibles habido y por haber me dispongo a entrar al edifico. A través de este núcleo central que nos permite entrar a los dos volúmenes que se encuentran fraccionados. El volumen oeste, el destinado al arte, consta de dos niveles, en su interior encontramos dos grandes salas de gran tamaño destinadas a exposiciones. Se trata de espacio muy versátiles, ya que cuentan con diversos elementos separa torios que permiten subdividir el espacio en función delas necesidades del momento. Cada una de ellas se ve limitada por dos grandes fachadas acristaladas que vierten hacia la bahía en un extremo, y hacia los Jardines en el otro.  A través de ellas se produce la iluminación natural de gran parte de las salas.

Volumen Oeste. Sonia González Iglesias.

Tras recorrer el primer volumen pasamos al segundo, para ello volvemos a pasar por el núcleo central, que nos distribuye tanto a diferentes niveles como a ambos volúmenes.

El volumen este está destinado a la cultura y educación. En el nivel uno llegamos a un enorme hall que sirve de antesala del gran auditorio. Éste es un espacio muy versátil, que tiene una gran vidriera sobre el Cantábrico, teniendo una disposición muy flexible que se adapta a diversas necesidades. En cuanto al nivel dos, encontramos varias aulas destinadas a la formación creativa, siguiendo el mismo principio que el resto del edificio, tiene tabiques móviles que se adaptan a innumerables demandas y necesidades. Estos espacios quedan iluminados por la fachada acristalada de los Jardines.

Tras haber recorrido al completo ambos volúmenes, aun me queda disfrutar en su interior de las maravillosas vistas que nos brinda una terraza situada en la cubierta del volumen este. Otra vez es el Pachinko quien nos lleva hasta este espacio, desde el cual disfrutas ve una vista panorámica, no solo de la bahía y los jardines, sino de parte de la ciudad de Santander.

Juego plataformas, vista desde la terraza. Sonia González Iglesias.

Se puede decir que el nuevo Centro Botín ha conseguido recuperar la unión entre la ciudad, los jardines y la bahía de Santander que antiguamente quedaba dividida por el paso del tráfico rodado, que se ha hecho posible con la construcción del túnel subterráneo.

El proyecto además no ha eliminado espacios públicos, sino que los ha multiplicado y mejorado. Ha conseguido fusionar los espacios exteriores del proyecto con la ciudad, regalando zonas de estancia y disfrute al aire libre a los ciudadanos en la finalidad de fomentar la vida social en común de sus ciudadanos.

Podría haberos mostrado otras tantas maravillas de Cantabria. Éstas han sido las elegidas, pero desde luego que aún nos queda por (re)descubrir otras muchas. A pesar de su pequeña extensión, Cantabria cuenta con una gran cantidad de hitos, tanto arquitectónicos como naturales que la hacen un lugar ideal para visitar. En cada rincón podemos disfrutar de sus paisajes y de su arquitectura.

Sonia González Iglesias

Visita verano 2016

 

Bibliografía

http://www.cuevasturisticas.es/cueva_15.asp?c=18

https://eduarlea.blogspot.fr/2014/02/interpretando-el-arte-altamira.html

http://www.mecd.gob.es/mnaltamira/cueva-altamira/arte.html

http://www.revistaad.es/arquitectura/articulos/navarro-baldeweg-y-los-clasicos/16816

https://www.elcaprichodegaudi.com

« El manifiesto del girasol. Una obra maestra de Gaudí: El Capricho de Comillas », Antonio Sama García

https://www.editorial.unican.es/libro/el-manifiesto-del-girasol-una-obra-maestra-de-gaudi-el-capicho-de-comillas

https://www.centrobotin.org

http://www.arquitecturaviva.com